Retos y enseñanzas postpandemia: la virtualización empresarial

El sector empresarial ha sido el más golpeado por la crisis emanada del Covid19

Las constantes variaciones en el acontecer global exigen personas cada vez más capacitadas para responder ante situaciones de grave turbación, con soluciones eficientes y eficaces que puedan reestablecer rápidamente el equilibrio social.

La situación mundial que estamos atravesando, – además de tener una condición sanitaria por el rápido esparcimiento del COVID-19,-  ha generado una crisis económica sazonada por la pérdida de confianza de los inversionistas del sector financiero y por el desplome de los precios de algunos commodities. No ha sido fácil para Colombia atravesar estos tiempos; la devaluación histórica de la moneda ante el dólar estadounidense durante la pandemia ha supuesto un duro golpe para la estabilidad económica del país.

El gobierno colombiano ha tomado fuertes medidas preventivas para la contención y mitigación de la crisis. Como consecuencia de lo anterior, múltiples empresas han restringido la apertura de locales comerciales al público o inclusive han suspendido sus operaciones. Muchas son las preguntas de los empresarios sobre cómo afrontar las obligaciones de sus compañías y negocios, – obligaciones que se seguirán causando durante la crisis – , y que deberán ser sufragadas cuando todo haya pasado.

Mientras tanto, los comerciantes han implementado medidas como: (i) el teletrabajo; (ii) el adelanto de las vacaciones de su personal; (iii) aplicación de suspensiones de contratos laborales y; (iv) el aplazamiento indefinido de reuniones ordinarias de la Asamblea General de Accionistas. Con estas acciones, se ha tratado de evitar poner en riesgo la salud de los empleados y socios. Aún así, esto no es óbice para negar que la crisis continuará durante un largo periodo de tiempo mientras el equilibrio económico, político y social se restablece.

De igual modo, la venta de bienes y servicios deberá replantearse inmediatamente. Las relaciones comerciales tienden ahora a despersonalizarse y a virtualizarse mucho más, por lo cual, las empresas y sus  equipos de cada área tendrán que estar unidos para ejecutar las decisiones que se tomen para responder las preguntas nacidas de estos tiempos de incertidumbre económica y social.

Lo primero para lograr contacto entre compañeros de trabajo, empleados, proveedores y hasta con clientes, será efectuar el uso de tecnologías de comunicación que permita reuniones, eventos, ventas y compras en general. Otra medida, de eficiencia en los recursos y el trabajo, sería la adopción masiva de aplicativos remotos para medir tiempo productivo y permitan trabajar colaborativamente, dejando atrás el miedo a las webcams, pues las empresas están obligadas a potenciar su oferta de conferencias y capacitaciones online no solo para posicionarse, sino para generar ingresos.

En el mediano plazo, – y asumiendo que el avance del coronavirus no se detendrá aún -, las compañías tendrán que acelerar una reflexión de fondo y responder ante apremiantes preguntas como: ¿Cómo están los empleados? ¿Cómo se encuentran afectados y de qué forma? ¿Qué tal está la liquidez de la empresa? ¿Cómo está mi actual inventario?¿Cuál es el estado de la cartera?¿Cómo está la situación económica de mis proveedores y clientes?¿Cómo está la situación económica de mis competidores? Y ante esas preguntas, desarrollar profundos análisis que respondan con sensatez si, durante o después de la crisis, la empresa seguirá siendo sostenible o rentable. Ahora bien, desde un punto de vista positivo, la situación actual debe aprovecharse de manera constructiva, analizando la posibilidad de ampliar la cobertura de las operaciones empresariales e incluyendo un nuevo giro a los negocios que se han venido desarrollando ordinariamente. 

Muchas compañías ya venían trabajando en su transformación desde antes de la propagación exponencial del  virus a distintos niveles. Las más audaces incluso adoptaron, crearon o compraron estructuras de marketing mucho más flexibles en términos de organización, pricing y de relacionamiento con el cliente gracias a un gran factor diferenciador: el uso
de la tecnología. No hay otra opción. En ese viraje deben replantearse servicios que pasan a ser secundarios y deberán crearse nuevos que serán indispensables. Las páginas web serán el corazón de una nueva estrategia de marketing y comunicación en la que las redes sociales se vuelven indispensables para fidelizar y atraer nuevos clientes. 

Por ahora, es importante actuar rápido, con sensatez y seguridad, tomando papel y lápiz para hacer cuentas gruesas que determinen el estado actual de la caja y el flujo de efectivo, cumplir las obligaciones en orden de prioridades; comenzar con el pago de la nómina para no descuidar el capital humano de la compañía, establecer acuerdos con los proveedores sobre los pagos y la adquisición de créditos para la compra de nuevas mercancías y por ultimo solicitar prorrogas acreedores mientras regresa la estabilidad.

En suma, el coronavirus deberá asumirse como una oportunidad para acelerar aquellos cambios que antes se veían lejanos, replanteando las formas en las que las compañías se comportarán en los años que vienen. Esta pandemia nos ha permitido darnos cuenta de la importancia de tener siempre planes de contingencia que permitan paliar la crisis y aumentar la disciplina corporativa para nunca más recibir sorpresas que compliquen el tradicional andar empresarial.

Eduardo José Botero Amaya

KBSV Abogados

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